Valparaíso era tierra indígena. En sus comienzos estuvo habitada por tribus de nombre Caramanto, derivadas de la gran familia de los Katíos, las cuales huyeron de estas comarcas del suroeste de Antioquia bajo el fuego de los conquistadores. Más precisamente su primeros pobladores fueron tribus Cartama, descendientes de los citados Caramanto. Estas tribus, todas al parecer, guerreros y no guerreros, abandonaron el territorio a la llegada de los españoles.
Un poco antes de 1864, el pequeño caserío situado en esta comarca había recibido el nombre de El Hatillo. Poco más adelante, José María Ochoa rebautizó el poblado con el nombre actual, Valparaíso, en memoria de la ciudad chilena de igual nombre. Aquel año, la Asamblea de Antioquia crea el municipio con la misma denominación.
La primera capilla de Valparaíso la construyó un sacerdote de Caramanta, quien iba al caserío a decir misa cada quince días. En 1919 un incendio acabó con esa vieja iglesia de madera que fue reemplazada por otra, que para colmo quedó destruida nuevamente en un terremoto en 1961.
Valparaíso vive de la agricultura. En la actualidad, se están cambiando los cultivos de café por mora, cardamomo, espárragos y heliconias o platanillos. La ganadería también es una forma de subsistencia, y hay quienes saben cómo sacarle el mejor provecho a cada vaca con productos como la Gelatina de Pata, que es uno de los productos tradicionales de la región.
Si alguien quisiera estudiar el municipio de Caramanta, vería como, en 1825, Gabriel Echeverri, Alejo Santamaría y Juan Uribe Mondragón adquirieron tierras baldías de las regiones conocidas hoy con ese nombre, Caramanta, comprometiéndose a fundar poblaciones en la región. Así, en 1834 Juan Uribe Mondragón y sus herederos se quedaron con el territorio que hoy corresponde a Valparaíso.